Es fácil levantar el índice y advertirle a tu media naranja:“Si te llego a pescar engañándome una sola vez, se acabó para siempre”. Pero si eso de verdad pasa, probablemente tu reacción no sea tan tajante. Podés sentirte herida, enojada y traicionada; sin embargo, el amor no va a esfumarse así nomás.
¿Me voy o me quedo?
Cuando tenés que decidir si tu relación puede superar una infidelidad, necesitás tener en cuenta tres aspectos: el motivo del engaño, la actitud de tu pareja y tus propios sentimientos. “Primero hay que evaluar la calidad del vínculo, el nivel de compromisos y todo lo que haya en juego (como un matrimonio, hijos o una sociedad comercial). Cada pareja tiene distintos acuerdos y obligaciones mutuas. La fidelidad suele ser uno de ellos, pero no es el único que sostiene la relación: en esta decisión siempre influyen múltiples implicancias, y casi nunca es tan lineal”, asegura la psicóloga Mirtha Dall Occhio, directora de Hémera.
La counselor de parejas Janet Winterbourne afirma que para encontrar pistas sobre la viabilidad o no de un plan de rescate de la relación hay que establecer cuán sólida era antes de la infidelidad.
“¿Estamos hablando de un problema más grande, como son la falta de amor o una incompatibilidad de base? Esto puede ayudar a identificar por qué pasó, y qué dificultades vas a tener que enfrentar más adelante. Otro factor importantísimo es la buena comunicación”, afirma esta especialista.
Hay otros detalles que pueden inclinar la balanza a la hora de tomar una decisión. “Si además de aceptar su responsabilidad, el infiel está verdaderamente arrepentido y es capaz de explicar las causas de su accionar, entonces tiene sentido intentar recomponer la relación”, dice el psicólogo Bruce Bradfield. Para descubrir si él de veras lamenta lo que hizo, preguntate: ¿Parecía sincero cuando pidió perdón? ¿Cortó todo contacto con la otra mujer? ¿Cree que lo que hizo estuvo mal? ¿Está abierto a buscar ayuda, como una terapia? ¿Esconde los detalles del affaire o está dispuesto a revelarlos?
“Al responder las preguntas sobre las circunstancias del engaño, por difícil que sea esto, quien lo cometió genera cierta atmósfera de seguridad: demuestra que tiene la voluntad de aclarar la verdad”, explica Winterbourne.
Además de estos factores, obviamente estás vos. Tené en cuenta tu respuesta instintiva ante la traición. ¿Pensás que vas a poder perdonarlo? Si a pesar de todo querés seguir adelante, te conviene analizar si esto es así porque lo amás o por alguna otra razón, como el miedo a quedarte sola.
A otra cosa
A veces, después de un tiempo, la decisión que deberíamos tomar cae de madura frente a nuestras narices. Cuando ya sabés que nunca más te vas a sentir segura al lado de alguien, cualquier intento de reparar la relación está destinado a fallar. Por supuesto: que se vea como una decisión sin vuelta atrás no quiere decir que sea fácil de tomar. De golpe vas a estar sola, y encima vas a tener que manejar los magullones que cualquier decepción deja en la autoestima.
Otro punto, dicen los especialistas, es cómo enfrentar el miedo a volver a ser engañada en el futuro, para lo cual es aconsejable buscar ayuda profesional. “Si arrastrás los fantasmas del pasado, la capacidad de confiar va a ser un punto sin resolver, y eso puede provocar que fra case una nueva relación”, advierte Winterbourne.
Una y otra vez
Según Bradfield, la baja autoestima puede hacer que una mujer se quede al lado de un hombre engañador. “La convicción de ‘no es él, soy yo’ encaja con la creencia de que no podés arreglártelas sola. La dependencia es una característica de la personalidad que puede llevar a aceptar a una pareja que demuestra repetidas veces que no es confiable”, explica este especialista. Si sentís que te pasa algo así, Bradfield recomienda que focalices en construir o fortalecer tu autoconfianza, ya que esto puede ayudarte a desarrollar independencia.
“Algunas mujeres toleran que sus hombres tengan una vida sexual paralela. Se dicen: ‘Yo soy la oficial’. Desde esa valoración, asumen que las relaciones de él con otras mujeres son tonterías, aventuras o situaciones de segunda. Y se acostumbran a mirar para otro lado. Aunque este tipo de acuerdo es muy antiguo, aun existe. Así se establece una suerte de incondicionalidad: ‘Hagas lo que hagas, yo te amo’. En este caso, hay que preguntarse qué idea se tiene del amor, dónde están los límites y qué pasa con la salud (incluyendo la sexual) de esa pareja”, concluye Dall Occhio.
Fuente: Cosmopolitan
No hay comentarios:
Publicar un comentario