Nos enamoramos de ellos, planeamos, ideamos, apostamos; y al final de cuenta terminamos tiradas en la cama con la máscara de pestañas corrida a los gritos diciendo: "¡Los hombres son todos iguales!". ¿Por qué?
Sin embargo, sería muy absurdo pensar que todo es culpa de ellos. Es muy importante recordar que si alguien nos trata como "trapo de piso" es porque nosotras hemos permitido que eso ocurra.
Cuando comenzamos a dudar de todo lo que hacemos, a quejarnos y a sufrir por lo que no ha sucedido; pretender que todo sea perfecto en un mundo imperfecto; celos desmedidos; cuando pasa frente a nosotras una mujer linda y lo único que queremos hacer es descubrir cuántos pozos de celulitis tiene; estar en contra de todo lo que hace el otro son actitudes típicas de nosotras, que a ellos les molesta.
Y así, de un día al otro, llegamos a la tan repetida frase: "los hombres son todos iguales". Pero yo agregaría, en vez: Las mujeres, también, somos todas iguales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario