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viernes, 22 de julio de 2011

Más de un tercio de las personas espía los mails o el celular de su pareja

¿Celos? ¿Infidelidad? ¿Sospechas? Algo que no cierra o simple curiosidad. No importa el motivo, tampoco si las causas de la desconfianza entre hombres y mujeres son reales o imaginarias. Lo cierto es que la gente se espía y controla lo que hace el otro, a sus espaldas. Más de un tercio de las personas se inmiscuye en los asuntos de su pareja sin que la otra parte esté enterada. Al menos, eso es lo que se desprende de una encuesta realizada por un sitio de e-commerce que estudió el comportamiento de hombres, mujeres y sus dispositivos electrónicos.



Según revela Clarín, sobre la base de datos de Retrevo, el sitio de e-commerce, el 35 por ciento de las mujeres en pareja y el 41 por ciento de las casadas espían a su media naranja. Mientras que en el caso de los hombres "ennoviados" son tres de cada 10 los que se ponen a escudriñar en las cosas de sus amadas. Si ya han dado el gran paso, la cifra sube un poco más y muestra que el 32% de los casados chusmea lo que hacen sus esposas en el mundo digital.

En cuanto a las edades de los novios, aquellos menores de 25 años demostraron ser mucho más curiosos -¿y hábiles?- a la hora de entrometerse. El 47 por ciento de los jóvenes con menos de un cuarto de siglo dijeron espiar correos y sms de sus parejas. Mientras que el 33 por ciento de las personas de otras edades admitió meterse en computadoras y celulares para saber qué hace el otro.

Lo más espiado es el celular y el mail. Basta con que uno se olvide el teléfono móvil para que el desconfiado se avalanche sobre él para pispear sms o mirar el registro de las llamadas. El 33 por ciento de los curiosos admitió haber chequeado los correos electrónicos de su novi@ o el listado de llamadas de su celular sin que el otro esté al tanto. En el caso de los casados, lo hizo el 37 por ciento.





Otro objeto del deseo de los celosos son los chats y las cuentas de las redes sociales. Los más osados son capaces de hacerse pasar por otra persona para ver cómo reacciona su pareja ante un coqueteo inesperado. Si son más "techis" se animan a instalar keyloggers para descifrar passwords o webcams para filmar a su otra mitad.

Aunque la mayoría aseguró que jamás caería tan bajo como para rastrear el paradero de su amor vía GPS u otro dispositivo similar, un 31 por ciento de los hombres dijo estar dispuesto a hacerlo si la duda lo carcome. En el caso de las mujeres, el 33 aseguró que lo haría llegado el caso.




Pero no todo son celos enfermizos. También hay casos en los que la preocupación y el bienestar del otro son los que impulsan el espionaje. Se trata de los padres y sus hijos. El 36 por ciento de los papás aseguró chequear los mails y el teléfono de su hijo sin que éste lo sepa. En el caso de las mamás fueron casi 4 de cada 10 (39%) las que husmearon en los mensajes de sus pequeños y no tanto. La mayoría de los padres preocupados son aquellos que tienen hijos adolescentes (el 60 por ciento les vigila los dispositivos electrónicos sin que sepan). Y el 14 por ciento asegura haber descubierto cosas preocupantes mientras espiaba.

Gracias a la última tecnología, la mayoría de los padres no tiene reparos a la hora de seguir satelitalmente a sus retoños. El 53 por ciento de los papás le pondría un GPS en la mochila a su hijo, mientras que el 64 por ciento de las mamis también acudiría a un dispositivo para saber el lugar exacto donde están sus chicos.



Fuente: Clarín

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