Darle tiempo al encuentro sexual. Descubrir la relajación, los besos, las caricias. Es como disfrutar de poner el mantel y luego preparar la mesa de lo que puede ser una comida deliciosa. Una buena "previa" puede acumular deseo y aumentar el goce.
Poner en juego todos los sentidos. Si bien el tacto y el olfato suelen ser los más comprometidos, pensemos en todo aquello que también pueda estimular la vista, el oído y el gusto. Practiquemos un sexo en el que pongamos en juego todos los sensores: cremas, aceites, perfumes, música, velas, dejar los pudores de lado y hacer el amor con la luz encendida.
Sostener la pasión en el tiempo. Informarse, estar atento al otro, descubrir, dialogar, confiar fantasías y juegos eróticos, ensayarlos y practicarlos. El sexo es de a dos y para los dos. Cuántos terminan buscando fuera lo que no encuentran junto a su pareja. Claro que hay límites y es posible la disconformidad. El sexo es un derecho a ejercer con respeto, acuerdo y compromiso.
Romper la rutina. Rompé hábitos y creencias. Salí de la cama (dicen que los lugares cómodos muchas veces disminuyen el deseo y la acción), descubrí otros lugares de la casa e intentá hacer el amor en otros sitios fuera del hogar, que puedan erotizarlos.
Noches con sorpresa. El sexo necesita sorpresa y diversión. Entre lo novedoso hay todo un abanico de posibilidades: juegos y juguetes eróticos, disfraces, películas. A muchos le resulta improvisar situaciones que descontracturen el encuentro: juegan a que no se conocen, que es su primera cita, que son médico y paciente, profesora y alumno...
Porno casero. Cada día son más las parejas que gozan grabándose con el teléfono celular, la cámara de video o tomándose fotografías. Desde ya, tené control del material que resulte para evitar aparecer expuesta.
Hay muchos más, pero con esto alcanza para empezar. Tratá de administrar los tiempos y posibilidades. No contamos con testimonio de quienes hayan practicado todas estas alternativas juntas...
Fuente: Ohlalá
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